«Estoy soñando.»
—No, no lo estás.
«Sí, lo estoy, estoy soñando, vos estás muerta, es imposible, estoy soñando.»
—Esto no es un sueño, no puedo decirte dónde estás, pero puedo afirmar que no estas en un sueño. Si no, no estarías escuchando y entendiendo con exactitud cada palabra que estoy diciendo; tampoco podrías hablar y controlar tus palabras.
«¿Cómo? ¿Dónde estoy?»
—Dejá de perder mi tiempo, necesito volver rápido, podría decirse que me escapé de donde tendría que estar.
«¿Escapaste? ¿De dónde?»
—De lo que sea que hay después de la muerte. Antes de pasar a lo que hay más allá de lo que hay al principio de todo esto.
«¿Y por qué a mí? Quiero decir, por qué te escapaste para venir a verme. A mí.»
—Porque lo que tengo para contarte sé que te va a interesar, es algo que siempre quisiste saber. Y, antes de morir te debía un favor ¿Te acordas?
«No, no lo estaba diciendo en serio, no me debías nada.»
—Callate. Sí, te lo debía, solo estas diciendo eso porque estoy, bueno, básicamente estoy muerta y mi cuerpo descansa eternamente bajo demasiada tierra sucia.
«Perdón por eso.»
—¿Por contaminar la tierra con los restos de otros fallecidos? Esa no es tu culpa, solo es el horrible punto de vista que tengo aveces, no es que tenga mucho con lo que distraerme estos días.
Pero no por mucho, voy a volver a nacer.
«¿Volver a nacer? ¿Hablas en serio?»
—Lo hago, ahora, no me interrumpas. Como decía, voy a volver a nacer, pero no voy a recordarte, ni a vos, ni a todos los que conocí en esta vida. Voy a tener una nueva imagen. Voy a volver a nacer, crecer y conocer nuevas personas. Nueva vida. Eso es lo que pasa con los que nos vamos. Nos vamos para volver.
«Eso no es, ¿Reencarnación?»
—Así se lo llama, pero acá "arriba" en la nada misma no tiene un nombre, es solo algo que pasa. Nacemos para volver a nacer.
«La reencarnación después de todo sí existe...»
—Sé cuanto te importaba esto, por eso me escapé, para confirmarte que sí existe. Quería empezar una nueva vida y dejar la anterior sin deudas.
«¿Cuándo vas a reencarnar? Me refiero, a la nueva vida.»
—Apenas regrese. Y cuando salga de acá vas a seguir soñando, como siempre, pero esto es real.
«¿Se me va a olvidar? Todo esto, esta conversación.»
—No lo creo, estas cosas no funcionan como los sueños, ya te lo dije, y cierto, me olvidaba, no podes contárselo a nadie. Todo lo que te conté está prohibido para alguien que todavía vive. Aunque no estamos tan cerca de adivinarlo tarde o temprano...
«Te vas...»
—Me voy. Las despedidas son realmente difíciles pero estoy por nacer otra vez.